Disfrutando inconscientemente de la heurística (arte de la interpretación) de la absenta, ridiculizándome/disfrutando como bufón-trobador-poeta-sátiro, haciendo disfrutar al resto, molestando a unos pocos que no pueden soportar la imagen. Desafíos de alcoholismo que no se pueden ganar, para al día siguiente resignarte al arrepentimiento como bien las ciencias y culturas cristianas nos impregnaron desde pequeños sin que nos pudiéramos defender metiéndolo en nuestro subconsciente con martillo de herrero sin que ni siquiera los más fuertes fórceps los puedan mover un milímetro. Normas que pocos pueden cumplir, ni siquiera los abstemios, y que nosotros los ebrios ridiculizamos y violamos sacrílgamente para llevar dese el lunes la semana santa de penitencia y pescado, sin probar la carne, la dulce carne femenina que nos arrepentimos de haber mancillado.
No hay nadie sin mácula, los siete pecados capitales han de ser bien distribuídos para poder disfrutarlos, nietsce por capítulos, no nos queda otra, para pasar del camello al leon, y del león al Superhombre, claro que también acabó en un manicomio el pobre hombre.
Desvergüenza, santa desvergüenza, he de aprender a dosificarla en la ebriedad y en la sobriedad, en esta y en la otra vida.
